La explosión de servicios cloud y el auge de la inteligencia artificial han dado lugar a una proliferación sin precedentes de identidades de máquina: claves de API, cuentas de servicio, secretos y permisos automatizados se multiplican con cada nueva implementación. Esta complejidad hace que proteger el acceso en la nube sea más crítico que nunca. Pero también es una oportunidad: con estrategias como privilegios temporales y controles integrados en herramientas de desarrollo, las organizaciones pueden proteger sus entornos sin frenar el ritmo de los equipos técnicos. La seguridad cloud, bien pensada, puede ser invisible pero efectiva.
Para los equipos de desarrollo, la nube promete velocidad y elasticidad, pero los controles de acceso mal gestionados se convierten en cuellos de botella. De ahí que deban adaptarse a medidas de seguridad en la nube cada vez más estrictas, ya que evitarlas puede incrementar el riesgo de sufrir ataques y vulnerabilidades. Según el informe «CyberArk Identity Security Landscape 2025», el 25 % de las organizaciones españolas identifica a sus propios desarrolladores con acceso a información sensible como el grupo privilegiado más crítico (o con mayor riesgo) desde la perspectiva de la seguridad. Por lo que penalizar su agilidad equivale a frenar la innovación, pero relajar la seguridad deja la puerta abierta a movimientos laterales y otros ciberataques.

Diseñar flujos de trabajo que combinen seguridad y controles de acceso sin fricciones evitará que los desarrolladores evadan los requisitos de autenticación. Mientras que proteger la nube con privilegios permanentes cero (ZSP) puede ayudar a reducir significativamente el riesgo de robo de credenciales, ya que los usuarios reciben derechos just-in-time (JIT), con acceso limitado, durante minutos u horas. El resultado convence: el estudio de CyberArk señala que el 38 % de las organizaciones españolas considera que las soluciones de seguridad cloud (acceso privilegiado just-in-time a los recursos de la nube) son la defensa más eficaz frente a las amenazas relacionadas con la identidad.
Ahora bien, un modelo JIT solo funciona con visibilidad multicloud en tiempo real. Las organizaciones necesitan un panel unificado que muestre todas las identidades —humanas y de máquina—, y sus permisos a través de AWS, Azure, Google Cloud o la nube privada. Ya que, sin esa “fotografía”, los principios de mínimo privilegio se aplican a ciegas.
El segundo pilar es implementar políticas de acceso granulares y flexibles. Esto implica organizar las identidades según sus funciones, asignar permisos temporales y habilitar accesos de emergencia (‘break-glass’) con auditoría. Así, los desarrolladores no pierden tiempo esperando aprobaciones, y al mismo tiempo, se limita el riesgo de privilegios innecesarios.
El tercer punto a tener en cuenta sería integrar la seguridad de forma nativa en el flujo DevOps. Al incorporar solicitudes y aprobaciones de acceso directamente en los pipelines CI/CD, líneas de comandos (CLI) y canales ChatOps, la protección cloud se vuelve parte orgánica del trabajo diario. Esto elimina pasos burocráticos, agiliza los despliegues y permite a los equipos de seguridad registrar con precisión quién accede, cuándo y con qué propósito.
Por último, el cumplimiento continuo entendido como una práctica proactiva más que una tarea burocrática. Supervisar los logs de acceso, rotar automáticamente las credenciales y eliminar permisos obsoletos permite a los equipos mantener el control sin fricciones. Esto no solo facilita el cumplimiento normativo y las auditorías, sino que también reduce el riesgo de brechas. No en vano, el 35 % de las empresas españolas, según el informe «CyberArk Identity Security Landscape 2025», ha situado este año la mejora de los controles de identidad cloud —especialmente los orientados a desarrolladores—, entre sus principales prioridades.
La seguridad cloud no ralentiza, acelera. Cuando se integran principios como Zero Standing Privileges (ZSP), accesos Just-In-Time (JIT), visibilidad completa y automatización inteligente, tanto las identidades humanas como las de máquina se protegen sin frenar el ritmo que demanda la nube. Avanzar rápido y con seguridad no es una aspiración, es una exigencia. En un mercado multicloud, no hay margen para sacrificar control por velocidad, sino que ambos deben ir de la mano.
Anastasia Sotelsek
Solutions engineer manager Iberia de CyberArk