Carlos Castro, Strategic Accounts de WatchGuard, analiza cómo la simplicidad operativa, la confianza cero y la integración tecnológica definen la seguridad moderna.
En el marco del debate “Blind Spots: ¿Dónde empieza y termina hoy la ciberseguridad?”, organizado por Ciberseguridad TIC con el patrocinio de WatchGuard, Armis y Cipher, Carlos Castro, Strategic Accounts de WatchGuard, reflexionó sobre los retos de un ecosistema de seguridad cada vez más fragmentado. En su opinión, la unificación es la clave para simplificar la gestión, optimizar costes y alcanzar un nivel de protección realista ante la creciente complejidad de los entornos híbridos y distribuidos.
Unificar para ganar eficiencia
“Los ecosistemas de seguridad se han vuelto tan fragmentados y difíciles de gestionar que resulta imposible mantener la visibilidad y el control”, explicó Castro. En ese contexto, WatchGuard apuesta por un enfoque unificado que permite integrar las distintas capas de seguridad —desde la red hasta el endpoint y la identidad— en un único entorno operativo.
“La unificación simplifica la operación, reduce costes y eleva el nivel técnico. Es la única forma de mantener un nivel de seguridad alto sin perder eficiencia”, subrayó. Frente al debate sobre diversificar o concentrar, Castro lo tiene claro: “Unificar no significa poner todos los huevos en la misma cesta, sino hacer que las soluciones se comuniquen entre sí para ofrecer una defensa coherente”.
Seguridad y simplicidad: un equilibrio posible
WatchGuard ha convertido la simplicidad en una seña de identidad. Castro reconoció que hablar de seguridad y simplicidad en la misma frase “es arriesgado”, pero necesario. “La seguridad es compleja por naturaleza, pero nuestra filosofía es hacer que esa complejidad sea operable. Buscamos que cualquier organización, incluso con recursos limitados, pueda gestionar su seguridad sin perder profundidad técnica”, explica el directivo durante la entrevista.
El objetivo, explicó, es que las herramientas sean lo suficientemente accesibles para que cualquier usuario pueda operarlas, pero también potentes para que los expertos encuentren todo lo que necesitan. “Esa capacidad de adaptarse a distintos niveles de conocimiento es lo que convierte la seguridad simplificada en una ventaja real”, afirmó.
La identidad como nuevo perímetro
Para WatchGuard, el modelo Zero Trust no es una tendencia, sino una necesidad. “El perímetro tradicional hace tiempo que desapareció. Hoy la seguridad se define por la identidad”, señaló Carlos Castro.
Controlar quién accede, desde dónde y con qué permisos se ha convertido en la base de cualquier estrategia moderna. “La única manera de mantener el control en entornos distribuidos es partir de una confianza cero. Cada interacción debe verificarse, tanto de personas como de dispositivos. Es la única forma de garantizar la seguridad sin depender de la memoria humana ni de configuraciones estáticas”.
Prepararse para un futuro más híbrido y distribuido
De cara a los próximos años, Castro anticipa un escenario todavía más complejo. “Los entornos serán más híbridos, más distribuidos y más cambiantes. Las tecnologías que sobrevivirán serán aquellas capaces de adaptarse a ese ritmo, de abstraer la complejidad y de facilitar la operación a las personas”, explicó.
WatchGuard seguirá centrando sus esfuerzos en esa línea, con soluciones que integren protección de red, endpoint e identidad dentro de un marco coherente y gestionable. “No se trata solo de sumar capas, sino de hacer que trabajen juntas, automatizadas y con sentido común”, concluyó.
La apuesta de WatchGuard no es reducir la seguridad, sino hacerla más humana, más manejable y, por tanto, más efectiva. En palabras de Carlos Castro, “solo cuando las herramientas se entienden entre sí y las personas pueden gestionarlas con facilidad, la seguridad deja de ser un obstáculo para convertirse en un habilitador del negocio”.















