La seguridad digital se encuentra ante un punto de inflexión. A medida que la computación cuántica avanza desde el laboratorio hacia escenarios reales, la base misma del cifrado moderno —los algoritmos en los que se apoya la protección de datos, transacciones y comunicaciones— empieza a tambalearse. En este contexto, la criptografía poscuántica (PQC) se consolida como el nuevo estándar de referencia para blindar el futuro digital, combinando la investigación matemática con una carrera geopolítica por la soberanía tecnológica y la seguridad de los datos.
Según un informe de MarketsandMarkets, el mercado global de criptografía poscuántica crecerá desde 420 millones de dólares en 2025 hasta 2.840 millones en 2030, lo que representa una tasa anual compuesta del 46,2 %. Este auge responde al rápido crecimiento del IoT, que superará los 40.000 millones de dispositivos conectados en los próximos cinco años, y al uso masivo de infraestructuras cloud en entornos empresariales e industriales. La necesidad de proteger la información en tránsito y en reposo frente a los futuros ataques cuánticos está impulsando una carrera sin precedentes entre gobiernos, empresas tecnológicas y organismos de normalización.
Europa marca el paso
Europa se está posicionando como líder mundial en la adopción de la criptografía poscuántica. En 2024, la Comisión Europea publicó una Hoja de Ruta Coordinada que exige a los Estados miembros definir estrategias, hitos y planes de despliegue híbrido de PQC en las administraciones públicas y en las infraestructuras críticas.
Alemania, a través del BSI y los institutos Fraunhofer, trabaja en proyectos como QuantumRISC o Quant-ID, centrados en criptografía híbrida y en la protección de identidades digitales. El NCSC británico ha fijado plazos concretos: los operadores de infraestructuras críticas deberán completar la transición antes de 2035. En Francia, la ANSSI impulsa la adopción de tecnologías poscuánticas en el ámbito gubernamental y empresarial, mientras que el CCN español participa en despliegues piloto alineados con los estándares internacionales. A nivel comunitario, la UE ha destinado más de 20 millones de dólares al programa Qu-Pilot, que promueve bancos de pruebas y proyectos de colaboración transfronteriza para sistemas seguros frente a la computación cuántica.
El cifrado resistente a la computación cuántica, clave del nuevo ecosistema
Las soluciones de cifrado resistente a la computación cuántica se perfilan como el motor principal del mercado. Estas tecnologías buscan reemplazar los algoritmos clásicos —como RSA o ECC— vulnerables al algoritmo de Shor, por mecanismos avanzados basados en retículas (CRYSTALS-Kyber), códigos (Classic McEliece) o polinomios multivariantes.
Gigantes tecnológicos como Google, Cloudflare y AWS ya están experimentando con implementaciones híbridas en sus infraestructuras para evaluar rendimiento y compatibilidad, en paralelo con el proceso de estandarización liderado por el NIST en Estados Unidos. El objetivo: garantizar la confidencialidad de los datos a largo plazo sin interrumpir los servicios actuales.
El sector financiero, a la vanguardia de la adopción
En la industria BFSI (banca, finanzas y seguros), la transición hacia esquemas poscuánticos ya ha comenzado. Instituciones como Mastercard han probado algoritmos resistentes a ataques cuánticos en sus redes de pago, mientras que Visa e IBM colaboran en la validación de firmas digitales poscuánticas para autenticación de transacciones. En Europa, más del 50 % de las entidades financieras han iniciado inventarios criptográficos para identificar dependencias vulnerables, y organismos como FS-ISAC están evaluando los algoritmos seleccionados por el NIST en las comunicaciones de SWIFT y en los sistemas de mensajería financiera.