Manuel Ortigosa, decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación de Andalucía Occidental y Ceuta (COITAOC), participó en el Foro TAI Sevilla ‘Retos tecnológicos para el futuro empresarial’, un evento organizado con el apoyo de COITAOC como entidad colaboradora. Poco después pudimos hablar con él y profundizar en los desafíos y oportunidades del ecosistema tecnológico andaluz. Un ecosistema tecnológico en efervescencia, pero con deberes pendientes
Ortigosa trazó un panorama optimista, aunque con matices, sobre el sector tecnológico andaluz. Recordó que el sector TIC supone ya un 1,75% del PIB regional y da empleo a unas 61.500 personas, destacando que Andalucía es la tercera comunidad en número de empresas tecnológicas, con unas 9.800 registradas. “A pesar de las crisis, el número de empresas se ha mantenido relativamente estable, lo que muestra una cierta solidez”, destacó.
“El 47% de las pymes andaluzas señala la falta de financiación como obstáculo para digitalizarse”
Pero más allá de las cifras, subrayó el dinamismo del ecosistema: “En estos últimos años han venido apareciendo un conjunto de entidades que dinamizan la oferta de productos y servicios, fomentan la innovación y estimulan la demanda”. Entre ellas cita clústeres como OnTech Innovation, Smart City Cluster, el DIH Agrotech o el Clúster de Ciberseguridad (CARANTE), así como el impulso que suponen eventos como DES, Greencities o el Congreso de IA de Granada, que ayudan a “sensibilizar sobre la importancia de la digitalización y apoyar la promoción del tejido TIC andaluz”.
La escasez de talento, una barrera estructural
Uno de los temas donde Ortigosa fue más contundente fue el de la falta de profesionales cualificados. Señaló que en Andalucía hay más de 20.000 vacantes en el sector TIC que no se pueden cubrir, lo que frena el crecimiento, un problema que “se ve agravado por una oferta formativa que, cada vez más, requiere adaptarse a la complejidad del entorno y a las necesidades reales del mercado laboral”, afirmó.
Destaca el directivo algunas acciones previstas para ampliar la formación TIC, incluyendo nuevos títulos universitarios, programas de microcredenciales y planes de capacitación digital. También enfatiza la necesidad de atraer a más mujeres al sector: “En Andalucía, con menos de un 20 % de mujeres sobre el total de especialistas digitales, tenemos mucho donde poder avanzar”, asegura.
Respecto al papel de los nómadas digitales, fue claro: “No sólo hemos de conseguir que vengan, sobre todo que participen de la comunidad y favorezcan la creación y compartición de conocimiento”.
Digitalización: necesidad estratégica, no solo oportunidad
Ortigosa considera que la digitalización es ya “una necesidad estratégica para la competitividad y el desarrollo económico” de las empresas andaluzas. Sin embargo, alerta del retraso en su adopción por parte de las pymes asegurando que “sólo un 45% de las pymes andaluzas están digitalizadas a un nivel mínimo considerable como básico”.
Para ilustrar el impacto, señala que “más del 72 % de las pymes que han adoptado tecnologías digitales reportan mejoras en su optimización operativa” y que, gracias a la automatización, “la productividad ha aumentado de media entre un 20 % y 30 %”. También remarca el efecto positivo sobre las exportaciones digitales, que han crecido un 35 % en los últimos cinco años.
No obstante, reconoce el directivo que persisten barreras relevantes: “Alrededor del 52 % de las pymes andaluzas han identificado la carencia de capacidades digitales como una importante barrera”, mientras que “el 4 7% apunta a la falta de recursos financieros” y un 41 % menciona la resistencia al cambio. A pesar de las ayudas disponibles, como los bonos del Kit Digital, que en Andalucía han superado los 300 millones de euros, Ortigosa subrayó que “la principal barrera puede que esté más relacionada con la sensibilización, la cultura y el talento digital que con la financiación”.
“Las normativas europeas están ayudando a elevar la confianza empresarial e inversora”
IA: impacto real, aunque desigual
En cuanto a la inteligencia artificial, Ortigosa reconoce avances, pero también un retraso respecto a otras regiones. “En 2024, el 8,7 % de las empresas andaluzas con 10 o más empleados utilizaba tecnologías de IA, por debajo de la media nacional”, afirma durante la entrevista, añadiendo que, mientras que las grandes empresas superan el 40 % de adopción, “en las micropymes su uso sigue siendo marginal”.
Pese a ello, hay ejemplos concretos de impacto, especialmente en el sector industrial: “Se están empezando a implantar soluciones de IA para mantenimiento predictivo, clasificación de productos o detección de defectos mediante visión artificial”. También menciona usos como análisis de lenguaje, automatización de workflows o atención al cliente con chatbots.
Advirte Manuel Ortigosa de varios obstáculos. Uno de ellos, “la gran falta de conocimiento en la materia, así como duda en relación con las consecuencias legales”. Además, muchas compañías necesitan primero mejorar la calidad de sus datos. En este sentido, considea que “a nivel regional, aún hay un camino por recorrer”.
Para que Andalucía se convierta en referente, reclama una estrategia integral basada en talento, investigación, regulación y uso práctico. Menciona proyectos como el Instituto DaSCI o el futuro Centro de IA de Andalucía en Granada. “Si somos capaces de abordar todos estos puntos de manera coordinada, Andalucía podría sentar las bases para convertirse en un referente […] en su implementación de manera ética y beneficiosa para la sociedad”, concluye.
“El impacto de la IA ya es real en mantenimiento predictivo y visión artificial”
Ciberseguridad: un aliado clave para avanzar
La visión del decano sobre la ciberseguridad es clara: “La percepción ha cambiado. Uno de cada tres empresarios y directivos sitúa la ciberseguridad como una prioridad de inversión”. Además, uno de cada cuatro considera que los ciberataques son ya uno de los principales riesgos para su organización.
Ortigosa pone sobre la mesa iniciativas regionales como la Estrategia Andaluza de Ciberseguridad impulsada por la Agencia Digital de Andalucía, la creación del SOC público fomentado por INPRO, el Clúster CARANTE o el Centro de Ciberseguridad de Andalucía. También valora los programas de formación y concienciación para pymes, como PymeCibersegura. Todo ello contribuye, en su opinión, a que “cada vez más la ciberseguridad se vea más como un habilitador que como un inhibidor para llevar a cabo los procesos de digitalización empresarial”.
Regulación: catalizador de una cultura más segura
Finalmente, el portavoz defendió que los nuevos marcos normativos europeos —como NIS2, DORA o el AI Act— están teniendo un efecto transformador. “El conjunto de normas europeas está elevando los estándares de ciberseguridad, resiliencia operativa y gobernanza tecnológica en las empresas andaluzas”, afirma.
Estas normativas están obligando a mejorar desde los controles de acceso hasta los planes de respuesta ante incidentes, lo que “refuerza la gobernanza y la transparencia, factores valorados positivamente por inversores y socios estratégicos”.
A modo de cierre, explica que, aunque estas medidas a veces se perciban como imposiciones, pueden tener un efecto estructural positivo: “La letra con sangre entra”, afirmó, convencido de que una mayor exigencia regulatoria “favorecerá a la larga una mayor resiliencia y una mejor reputación para las organizaciones”.