El mundo digital se ha convertido en un campo de batalla. A medida que nuevas tecnologías, como la IA generativa, avanzan, también lo hace el interés de los ciberdelincuentes en aprovecharlas para su beneficio. Según el informe “Estadísticas esenciales de la IA en ciberseguridad en 2024” de Zipdo, alrededor del 69% de las empresas ya no cree que puedan responder adecuadamente a las amenazas sin IA y el 61% de los equipos de seguridad temen no poder detectar infracciones sin herramientas basadas en IA. Más de la mitad de todos los ciberataques cometidos en los últimos 18 meses han aprovechado la Inteligencia Artificial de alguna manera, ya sea mediante la creación automatizada de código malicioso diseñado para explotar vulnerabilidades de zero-day o utilizando herramientas de IA generativa para elaborar técnicas de phishing sofisticadas.
En este entorno de alto riesgo, compañías de todos los tamaños enfrentan el mismo desafío: defender sus activos digitales y el creciente número de riesgos está ejerciendo presión incluso sobre los equipos de seguridad más preparados. Sin embargo, esta complejidad no se trata sólo de la variedad de amenazas; también se trata de la intrincada red de tecnologías y procesos que las empresas están adoptando en un intento por mantenerse seguras.
¿A qué precio suman nuevas herramientas y servicios para mejorar sus operaciones de seguridad? A primera vista, añadir más capacidades puede parecer un paso positivo, pero en realidad puede sumar capas adicionales que debiliten la postura defensiva. Por ejemplo, el enfoque tradicional de “superponer” múltiples soluciones de seguridad conduce inevitablemente a una maraña de herramientas que son difíciles de integrar y, por tanto, de gestionar y obtener valor de ellas.
Los peligros de los entornos de múltiples proveedores
Los entornos multiproveedor son habituales cuando las empresas optan por un enfoque tradicional de ciberseguridad por capas donde existen una gran cantidad de herramientas de seguridad de diferentes proveedores, cada una diseñada para abordar aspectos específicos. Esta postura de seguridad fragmentada obstaculiza la eficiencia de la detección y respuesta a amenazas y sobrecarga a los equipos de TI, situación que puede un impacto directo en la capacidad de una empresa defenderse. El desafío radica en lograr un equilibrio entre tener una configuración de seguridad integral y garantizar que sea lo suficientemente ágil y “simple” para permitir una gestión de amenazas rápida y eficaz.
La consolidación como estrategia clave
Integrar múltiples funciones de seguridad en una sola plataforma permite mantener una postura de seguridad más cohesiva y manejable. Esta consolidación fomenta un mecanismo de defensa más sólido al permitir una comunicación fluida y el intercambio de datos a través de diferentes capas de seguridad integradas.
El impacto de esta estrategia en el mundo real ya es evidente en las empresas que han pasado de un modelo de seguridad fragmentado a uno consolidado. Experimentan mejoras significativas en su capacidad para detectar y responder a amenazas porque reducen la cantidad de soluciones de seguridad y minimizan así la complejidad.
Aprovechar la IA y la automatización para mejorar la seguridad
La capacidad de la IA para analizar grandes cantidades de datos a velocidades increíbles ha transformado la forma de identificar y responder a las amenazas en la ciberseguridad. En un entorno donde los atacantes mejoran constantemente sus tácticas, utilizando ellos mismos la IA, los sistemas impulsados por Inteligencia Artificial ofrecen la agilidad y la profundidad de análisis necesarias para ir por delante.
El impacto transformador de la IA y la automatización en la ciberseguridad es tangible y diverso. Por ejemplo, las plataformas de inteligencia sobre amenazas impulsadas por IA se pueden examinar datos de seguridad globales para identificar amenazas emergentes, como nuevas variantes de ransomware, antes de que alcancen una incidencia generalizada. En la seguridad de la red, los algoritmos de IA pueden analizar patrones de tráfico para detectar signos sutiles de una violación de datos, como transferencias de datos salientes inusuales y activar automáticamente medidas de respuesta.
En una era en la que las ciberamenazas evolucionan constantemente, no se puede subestimar la importancia de simplificar y consolidar las estrategias de seguridad. Estar preparado para el futuro implica algo más que seguir el ritmo de los avances tecnológicos; requiere un cambio fundamental hacia un enfoque más integrado y racionalizado.
Mario García, director general de Check Point Software para España y Portugal