Conocido a menudo como la «columna vertebral de la TI empresarial», Active Directory gestiona la autenticación de más de 610 millones de usuarios en todo el mundo y controla el acceso a sistemas críticos. Al hacerlo, protege todo, desde los inicios de sesión en las estaciones de trabajo hasta el acceso físico a los edificios, y si se desconecta, las operaciones comerciales pueden detenerse.
Según un informe de Frost & Sullivan, «el uso de Active Directory es tan común que aproximadamente el 90 % de las empresas de la lista Global Fortune 1000 lo utilizan como método principal para proporcionar autenticación y autorización sin problemas».
Aunque esta es solo una de las muchas historias de éxito de Microsoft, los ciberdelincuentes son muy conscientes del potencial que ofrece Active Directory para violar la seguridad de la red y, como era de esperar, fue el principal objetivo para el ransomware en 2024 en lo que se refiere a superficie de ataque, según una investigación reciente. Una vez dentro de las redes objetivo, los atacantes no solo quieren espiar, quieren escalar; utilizando Active Directory para moverse lateralmente, quieren elevar su acceso y atrincherarse de forma silenciosa más profundamente en la red. Es más, el objetivo final no siempre es causar interrupciones, sino que a menudo se centra en establecer una invisibilidad prolongada o en el robo de datos.
Sin embargo, los problemas no terminan ahí. Si una organización queda bloqueada en Active Directory, a los empleados les resulta extremadamente difícil acceder a la red para intentar resolver la situación. E incluso una vez que recuperan el acceso, reconstruir el sistema puede ser extremadamente complejo. En un caso muy conocido, una organización tuvo que enviar un controlador de dominio a través de continentes solo para comenzar la recuperación, un recordatorio extremo pero revelador de lo que sucede cuando la resiliencia se deja al azar.
Pensémoslo así: imaginemos un bosque lleno de árboles. Si surge un problema en las raíces de un árbol, afectará al tronco, las ramas y las hojas. Cuando alguien intenta «arreglar» el árbol, no volverá a poner una hoja suelta en una rama moribunda, sino que tendrá que empezar por la raíz del problema (literalmente, en este caso). Si multiplicamos esto por todo un bosque, nos hacemos una idea de lo que hace que la recuperación de Active Directory sea tan complicada. Los equipos de TI deben recuperar sus sistemas en un orden muy preciso, siguiendo un complejo conjunto de instrucciones. Un movimiento en falso podría significar fácilmente empezar de nuevo desde cero y, en el peor de los casos, la recuperación de Active Directory puede tardar semanas o incluso meses en completarse.
Automatizar la resiliencia
Entonces, ¿dónde quedan las organizaciones que desean crear una estrategia de mitigación efectiva o que se encuentran en el extremo receptor de una violación de Active Directory?
Desde el punto de vista tecnológico, lo que ha cambiado recientemente es la creciente disponibilidad de soluciones de automatización que reducen drásticamente la complejidad de la restauración de entornos de Active Directory. La recuperación automatizada de Active Directory funciona agilizando los pasos críticos, como la transferencia de roles clave de controladores de dominio fallidos a controladores operativos, para que las organizaciones puedan lograr un proceso de recuperación limpio y controlado.
Este enfoque transforma un proceso manual notoriamente complejo en algo mucho más fiable, eficiente y resiliente. En lugar de depender de runbooks propensos a errores o intentar implementar docenas de pasos de recuperación bajo presión, las soluciones automatizadas agilizan todo el flujo de trabajo, minimizando el tiempo de inactividad y el riesgo de error humano.
Por ejemplo, la capacidad de visualizar la infraestructura de topología de Active Directory permite una toma de decisiones más rápida y mejor informada durante el proceso de recuperación. Con una visión clara de qué controladores de dominio deben restaurarse primero y cómo abordar cada paso, los equipos pueden acelerar el retorno de los servicios de directorio críticos. Al hacerlo, están en una posición mucho mejor para validar la integridad de los entornos y las credenciales a escala antes de ponerlos en marcha. El resultado neto es que la automatización no solo ayuda a acortar drásticamente el tiempo de recuperación, sino que, al mismo tiempo, ayuda a las empresas a asegurarse de que no reintroduzcan accidentalmente configuraciones comprometidas.
Además, la automatización también posibilita a las organizaciones poner a prueba sus capacidades en entornos aislados. Esto permite a los equipos de TI verificar que su proceso de recuperación funciona según lo previsto y les da acceso a un proceso proactivo que convierte la teoría en un plan probado y fiable.
A pesar de que Active Directory ya tiene 25 años, la tecnología sigue siendo fundamental para la forma en que Microsoft almacena y gestiona la información sobre los usuarios y los recursos de red. Como resultado, las organizaciones deben buscar la automatización para proporcionar los niveles de resiliencia y eficiencia de recuperación que son vitales para el negocio continuo.
José Delgado, Sales Engineer, Iberia Field SE de Commvault