Akamai Technologies ha desarrollado un nuevo método para frenar la criptominería ilegal, una práctica que consiste en aprovechar de forma encubierta los recursos informáticos de otros sistemas para minar criptomonedas. La técnica, creada por su equipo de investigación, permite desactivar desde dentro las operaciones de los atacantes y cortar sus ingresos, sin perjudicar a los usuarios legítimos.
La estrategia se basa en enviar “acciones inválidas” (bad shares) a los servidores de minería que emplean los ciberdelincuentes. Esto hace que los propios servicios legítimos de minería bloqueen automáticamente las direcciones asociadas a la actividad maliciosa, impidiendo que sigan operando.
Akamai cambia las reglas del juego en la lucha contra la minería ilegal de criptomonedas
Durante las pruebas, Akamai consiguió desactivar completamente una botnet activa desde hacía seis años, que operaba a una velocidad de 3,3 millones de hashes por segundo. El corte de actividad supuso una pérdida estimada de más de 26.000 dólares anuales para los responsables de la red, y se logró utilizando únicamente una computadora portátil y una herramienta interna denominada XMRogue.
En opinión de Francisco Arnau, vicepresidente regional de Akamai para España y Portugal, “el objetivo es adelantarnos a los atacantes, aprovechando sus propias reglas para frenar sus actividades sin dañar a los usuarios legítimos”.
El cryptojacking, o minería maliciosa, se ha convertido en una amenaza constante y difícil de detectar debido a su capacidad para ocultarse dentro de infraestructuras legítimas. Los últimos informes confirman esta tendencia al alza: sólo en 2023, este tipo de ataques creció un 399 % respecto al año anterior, y los ataques dirigidos a empresas de criptomonedas se incrementaron un 600 % en el segundo trimestre. Ante este escenario, se estima que el mercado de soluciones contra el cryptojacking alcanzará los 22.000 millones de dólares en 2025, con una tasa de crecimiento anual del 16,3 % durante la próxima década.
La técnica de Akamai no sólo permite neutralizar estas redes, sino que obliga a los operadores de botnets a reconstruir toda su infraestructura si desean continuar con sus actividades ilícitas, aumentando significativamente el coste y el riesgo de ser detectados.
Con esta innovación, Akamai refuerza su apuesta por la ciberseguridad y el desarrollo de soluciones que ayuden a proteger a organizaciones y usuarios en un entorno digital cada vez más complejo.