Durante años, el debate entre soluciones on-premise, cloud y cloud native ha sido uno de los ejes centrales de la estrategia tecnológica de muchas organizaciones. Hoy, con la aceleración de la transformación digital, esta elección se vuelve crítica. Ya no se trata solo de dónde se aloja el software, sino de cómo se concibe, despliega y mantiene en un mundo donde la eficiencia, la ciberseguridad y la escalabilidad son esenciales.
¿On-premise, cloud o cloud native? Ese parece ser el dilema para muchos responsables de TI. Sin embargo, para los partners tecnológicos y proveedores de servicios en la nube, la respuesta es clara: el desarrollo actual debe ser cloud native, sin excepciones.
Las dudas surgen del temor a perder el control, sufrir brechas de seguridad o depender de modelos económicos diferentes a los tradicionales. Pero la realidad es que muchas de las plataformas más utilizadas, pensemos en redes sociales, streaming, ecommerce, ya operan como servicios. Al usuario no se le pide instalar nada en su ordenador o móvil. Incluso al instalar una app, lo que se descarga no es un software tradicional, sino simplemente lo necesario para establecer una conexión con un servicio online.
Estamos ante el modelo SaaS, donde se paga por uso y se delegan mantenimiento, actualizaciones y escalabilidad al proveedor. El desarrollo de servicios en este modelo se gestiona de forma totalmente nueva, y el enfoque cloud native se adapta perfectamente a ello.
El valor (y límite) del control total
El modelo on-premise, basado en la instalación local del software, ofrece teóricamente un control total sobre la infraestructura. Este enfoque sigue siendo válido para organizaciones con requisitos muy estrictos en materia de privacidad, cumplimiento normativo o personalización, como ocurre en sectores críticos. No obstante, también implica una inversión inicial elevada, mantenimiento constante, actualizaciones complejas y una escalabilidad limitada. En un contexto donde la agilidad marca la diferencia, estas limitaciones pueden resultar determinantes.
Cloud vs Cloud native, más que una tecnología, una mentalidad
La nube trae consigo mayor escalabilidad, mantenimiento y actualizaciones gestionados por el proveedor, mayor disponibilidad de datos y aplicaciones, y mayor accesibilidad a los servicios. El cloud, además supone un cambio en el modelo económico: frente a la inversión de capital (CapEx) del on-premise, el modelo cloud opera como gasto operativo (OpEx), con pagos por suscripción o consumo. Esto permite mayor flexibilidad presupuestaria y eficiencia.
Cloud native no es solo una arquitectura; es un enfoque que permite diseñar aplicaciones para entornos distribuidos, automatizados y resilientes. Se basa en el uso de microservicios, contenedores, APIs y metodologías DevOps, lo que facilita la entrega continua, la escalabilidad en tiempo real y una mayor capacidad de adaptación al negocio.
Según Gartner, más del 90 de las nuevas aplicaciones empresariales serán cloud native en 2027, frente al 40% de 2021. Esta tendencia confirma que el mercado ya se ha decantado por este enfoque.
Seguridad: ¿percepción o realidad?
Una de las principales barreras a la adopción del cloud es la preocupación por la seguridad. El modelo on-premise ofrece una sensación de control, pero también implica asumir toda la responsabilidad de la protección de datos, monitorización y respuesta ante incidentes.
En el modelo cloud y cloud native, muchos proveedores aplican medidas avanzadas como cifrado de extremo a extremo, segmentación de red y autenticación basada en identidad. Eso sí, es imprescindible contar con socios fiables y herramientas adecuadas. La mayoría de las brechas en entornos cloud, más del 80%, según diversos estudios, se deben a errores de configuración, no a fallos del proveedor.
Escalabilidad y eficiencia: claves competitivas
Una de las grandes ventajas del enfoque cloud native es la capacidad de escalar en función de la demanda sin inversiones en hardware. Sectores como retail, medios o logística, que experimentan picos estacionales, se benefician especialmente.
El uso de microservicios permite actualizar productos sin interrumpir el sistema completo, aumentando la resiliencia y reduciendo el time-to-market, lo mejora la experiencia del cliente y optimiza los recursos de TI.
Cambio de mentalidad, no solo de tecnología
El debate entre on-premise, cloud y cloud native va más allá de la elección de una arquitectura; se trata de un cambio estratégico y cultural que abarca a la manera en la que las organizaciones entienden el software, el negocio y la innovación.
Aunque el modelo tradicional on-premise puede seguir teniendo sentido en ciertos entornos, el mercado ya se ha posicionado. Las empresas más competitivas no solo están migrando al cloud, sino que están adoptando principios cloud native para reinventar sus procesos, productos y modelos de relación con el cliente. En este sentido, cloud native ya no es solo el futuro de las soluciones empresariales modernas, sino que es su presente.
Andrey Yankovskiy, Presales Coordinator de ReeVo