En un mundo donde los ciberataques evolucionan más rápido que nunca, el correo electrónico sigue siendo la vía más fácil para que los ciberdelincuentes consigan infiltrarse en las organizaciones. El último Informe sobre Amenazas del Correo Electrónico 2025 de Barracuda revela una tendencia un tanto preocupante: el 23 % de los archivos HTML adjuntos enviados por correo son maliciosos. Esta cifra, lejos de ser anecdótica, evidencia una sofisticación creciente por parte de los atacantes, que se apoyan cada vez más en técnicas camufladas para eludir la detección.
La situación se agrava si tenemos en cuenta que el 68 % de los PDF maliciosos y el 83 % de los documentos maliciosos de Microsoft contienen códigos QR dirigidos a sitios web de phishing. Incluso las tácticas más burdas, como las estafas de extorsión en Bitcoin, siguen presentes, representando el 12% de los archivos PDF maliciosos. La falta de medidas preventivas es también parte del problema: casi la mitad de los dominios de correo electrónico (47%) no han implementado DMARC, un protocolo esencial para evitar la suplantación de identidad.
La pregunta está clara, ¿por qué el correo electrónico sigue siendo tan vulnerable? Porque es ubicuo e indispensable para la operativa diaria y, a menudo, mal protegido. Y porque detrás de cada dirección de correo hay una persona: un empleado, un proveedor, un cliente. El eslabón más débil no es la tecnología, sino la confianza. Los ciberdelincuentes lo saben, y se aprovechan de esa confianza simulando comunicaciones legítimas, suplantando identidades y disfrazando malware en archivos aparentemente inocuos.
Los daños que puede sufrir una organización tras un ataque de este tipo son incalculables: desde pérdidas económicas directas hasta robo de datos confidenciales, pasando por daños reputacionales que pueden tardar años en recuperarse. Las víctimas más perjudicadas son las pymes, que a menudo no cuentan con los recursos o el conocimiento necesarios para defenderse adecuadamente.
Proteger el correo electrónico corporativo requiere un enfoque integral basado en tres pilares fundamentales. En primer lugar, es esencial contar con sistemas de detección avanzada basados en inteligencia artificial, capaces de analizar en tiempo real los mensajes entrantes, identificar patrones sospechosos y detectar y reaccionar ante amenazas ocultas incluso en archivos adjuntos aparentemente inofensivos o enlaces disfrazados. En segundo lugar, las organizaciones deben implementar protocolos de autenticación robustos como DMARC (Domain-based Message Authentication, Reporting and Conformance), que permiten verificar la legitimidad del remitente y evitan que los atacantes suplanten dominios corporativos para lanzar ataques de phishing. Por último, pero no menos importante, resulta crucial formar y concienciar a los empleados de manera continua, ya que el factor humano sigue siendo una de las principales puertas de entrada para los ciberataques; un personal bien entrenado sabrá identificar señales de alerta, reportar posibles amenazas y actuar con responsabilidad ante comunicaciones sospechosas. Estos tres pilares, combinados en una estrategia de seguridad de múltiples capas, son clave para blindar el correo electrónico y reforzar la ciberresiliencia empresarial.
En definitiva, la protección del correo electrónico, sobre todo corporativo, ya no es una cuestión técnica relegada al departamento de IT, sino un asunto estratégico que incide directamente en la continuidad del negocio y en la confianza que una organización proyecta hacia fuera y hacia dentro. En un entorno donde cada mensaje puede ser la puerta de entrada a un ciberataque, asegurar el correo corporativo es proteger el flujo vital de la empresa. No se trata solo de responder a las amenazas, sino de anticiparse a ellas con inteligencia, tecnología y cultura. Las empresas que entienden esto no solo estarán más seguras, sino también mejor preparadas para competir en un mercado donde la ciberseguridad se ha convertido en un claro factor diferencial.
Miguel López, Regional Sales Director para el Sur d Europa, Barracuda Networks