2022 ha sido un año de retos, algunos (o muchos) de ellos imprevistos, como suele pasar en los últimos tiempos. El ritmo vertiginoso al que suceden los cambios hace que muchas veces no veamos venir ciertas cosas a tiempo. Sin embargo, eso no quita para que haya que hacer previsiones y más en un ámbito como el de la ciberseguridad, en el que siempre hay que intentar adelantarse a los acontecimientos, por no decir a los problemas. Por eso, desde BIO-key hemos hecho un ejercicio de prospectiva para ir un paso por delante y garantizar la seguridad de personas, instituciones y empresas.
Por desgracia, en 2023 seguramente veamos cómo los ciberataques seguirán aumentando en cantidad y calidad. Los hackers, siempre a la vanguardia y buscando nuevas fórmulas para ganar la partida, a buen seguro que desarrollarán tácticas más sofisticadas para hacerse con lo que no es suyo (datos, acceso a cuentas bancarias, etc). Aquí ubicamos, por ejemplo, el geo phishing, que adapta las ‘trampas’ que ponen los hackers al ámbito geográfico de la posible víctima, y que parece que irá a más en este año que empieza. Concretamente, se estima que este tipo de ciberataques se duplique.
Pero si hablamos de sofisticación y de nuevas metodologías para el ciberataque, hay dos más que deben llamar nuestra atención por su carácter novedoso, por su alto potencial delictivo y porque aumentarán en 2023. La primera es la que utiliza la computación cuántica, y para hacernos una idea de su peligrosidad, ahí va un dato: un ordenador cuántico puede descifrar una contraseña estática de 512 caracteres en tan solo unos segundos. Y la otra nueva gran arma al alcance de los hackers es la tecnología deepfake, que utiliza la inteligencia artificial para generar imágenes y sonidos capaces de imitar apariencias y sonidos tan reales que pasan por auténticos.
Biometría como garantía de seguridad
Como vemos, los peligros son numerosos, crecientes y cada vez más sofisticados. Pero a día de hoy, no hay ninguna inteligencia artificial ni tecnología capaz de suplantar nuestros datos más personales e intransferibles: los biométricos. Por eso, desde BIO-key estamos convencidos de que 2023 será un año en el que se implantarán, en empresas e instituciones, más soluciones y más sólidas frente a los ciberataques.
Los métodos de autenticación que no se basen en simples contraseñas, estáticas o cambiantes, son actualmente la mejor defensa contra los hackers. Nada es infalible, pero cuanto más alta es la muralla, más difícil es escalarla. Y con el universo digital ganando terreno al presencial, no está de más invertir en métodos de protección más sofisticados aunque eso implique un mayor desembolso. De hecho, este año veremos cómo muchas empresas darán el paso definitivo para reforzar los procedimientos de seguridad internos, empezando por la autenticación biométrica de los usuarios.
La ciberseguridad, hay que recordarlo, no debe contemplarse como un gasto, sino como una inversión. Y quienes parece que han captado ese mensaje son los gobiernos. De hecho, este ámbito seguirá ganando peso como cuestión de seguridad nacional para países y gobiernos de todo el mundo y eso se espera que tenga un reflejo en los presupuestos públicos. O dicho de otro modo, la guerra cibernética seguirá ganando terreno a la tradicional de las armas convencionales, con su consiguiente reflejo en las estrategias de ministerios clave como el de Defensa. Pero este no será el único cambio que asuman los gobiernos. Se promoverán y aprobarán nuevas leyes que, si bien ayudarán a proteger nuestra privacidad, también afectarán a ciudadanos y empresas.
Otra de las previsiones con las que trabajamos en BIO-key para este 2023 pasa por el aumento (¿o podríamos decir despegue?) en la contratación de ciberseguros que ayuden a proteger, sobre todo, aquellos datos y elementos más sensibles, y que ayuden a las compañías a afrontar las pérdidas económicas y de reputación ocasionadas por posibles ciberataques.
Otro ámbito donde también se están moviendo mucho las cosas es el de las fintech. Nuestra previsión es que cada vez más empresas de este sector se apoyen en terceros para gestionar pagos y transacciones, para ofrecer así una barrera más de seguridad a los usuarios.
Pero si hablamos de sectores sensibles, no podemos olvidarnos del sanitario. La digitalización a la hora de tratar datos como los historiales médicos y la entrada de las nuevas tecnologías en el quirófano y en los diagnósticos, hacen que cualquier descuido de seguridad en sus sistemas pueda costar vidas.
Como vemos, las amenazas son múltiples, peligrosas y cada vez más numerosas y sofisticadas. Pero si los peligros avanzan, las soluciones también. Y frente a un pasado marcado por las contraseñas y credenciales de acceso, el presente y el futuro de la ciberseguridad pasa por la biometría. A día de hoy, es el método más fiable para la autenticación de usuarios y es un campo con mucho terreno aún por descubrir.
Por todo ello, y a modo de conclusión, podemos afirmar que 2023 puede ser un año clave, el año en el que despegue la biometría que viene.
Alex Rocha, director de BIO-key en Europa