El smishing es al móvil, lo que el phishing al email, es decir, mensajes maliciosos a través de un SMS. Y según datos de Proofpoint en su informe State of Phishing, el 57% de organizaciones en España sufrió al menos un ataque de este tipo durante 2021; además, las denuncias de estos fraudes por SMS se han incrementado en más de un 20% en el mismo periodo.
Explican desde Proofpoint que el smishing es un problema complicado porque los mensajes maliciosos no se distinguen a veces de las notificaciones legítimas. Lo común es falsificar mensajes como notificaciones de entrega o bancarias, recordatorios de citas o de restablecimiento de contraseñas.
“Al ser un punto de conexión entre nuestra vida personal y profesional, los móviles son un objetivo de gran valor para los ciberdelincuentes. Un solo dispositivo puede contener varias cuentas que dan acceso a finanzas, información sensible y documentos confidenciales tanto de individuos como corporativos”, declara Fernando Anaya, country manager de Proofpoint para España y Portugal.
En las operaciones de smishing los atacantes tienen que trabajar con un determinado número de caracteres por mensaje, limitaciones de ubicación y mayores gastos, pero todo lo que han aprendido del phishing por correo electrónico está ayudándoles a maximizar beneficios. De hecho, desde Proofpoint apuntan que la tasa de éxito del smishing es probablemente más alta que la del phishing en general, aunque el volumen de los ataques por correo electrónico sigue siendo mucho mayor.
Los ataques por correo electrónico y los de mensajería móvil comparten similitudes. Ambos tiene un fuerte componente de ingeniería social ya que sus señuelos apelan a la urgencia o a la autoridad para convencer a las víctimas de que realicen una acción. En los casos en que el premio puede ser elevado, se realiza una labor de investigación previa para afinar el mensaje y que sea dirigido.
La ventaja del Smishing para los ciberdelinceuntes es que habitualmente las URLs a las que redirecciona el mensaje aparecen acortadas, por lo que en ocasiones la alerta llega demasiado tarde. En todo caso, como explican desde Proofpoint enviar los SMS genera costes de conexión continuos a los ciberdelincuentes. Además, a medida que los operadores de redes móviles identifican y excluyen los números maliciosos, se necesitan nuevas tarjetas SIM. Y no solo eso, sino que se utilizan torres de telefonía para localizar la procedencia de la actividad maliciosa, por lo que los atacantes de smishing se ven obligados a desplazarse con frecuencia para no ser descubiertos.
Lo que está claro es que las amenazas móviles dado representan un riesgo cada vez mayor para organizaciones y usuarios.