La inteligencia artificial ha dejado de ser una promesa del futuro para convertirse en una realidad palpable que está transformando múltiples sectores, incluida la planificación financiera. Los avances en esta tecnología no solo están revolucionando la forma en que operan las empresas, sino que también están abriendo nuevas oportunidades para llegar a un público más amplio y ofrecer servicios más personalizados.
Una encuesta de F2 Strategy revela que más de la mitad de las empresas de gestión de capital ya utilizan herramientas avanzadas para el análisis predictivo del mercado, el reconocimiento óptico de caracteres y la automatización del flujo de trabajo. El resultado: ahorros de tiempo que pueden alcanzar el 90%. Sin embargo, el 60% de estas empresas también reconoce que necesita más formación en esta tecnología.
En el ámbito de la planificación financiera, la adopción de estas soluciones permite ofrecer servicios de gestión de patrimonios a un público más amplio. Los asesores pueden crear perfiles de clientes y desarrollar planes personalizados basados en la edad, los activos, los riesgos, los objetivos y las necesidades de cada individuo. Lo que antes podía llevar semanas, ahora se resuelve en cuestión de horas o días.
Los delincuentes también utilizan la IA: seguridad y control
A pesar de ello, no todo son buenas noticias. Los delincuentes también han encontrado en la inteligencia artificial un aliado para perfeccionar sus tácticas. Estas tecnologías les permiten lanzar campañas más sofisticadas y, en algunos casos, manipular modelos para acceder a información sensible. Aquí es donde la seguridad se convierte en una prioridad ineludible. Por esta razón, los controles de seguridad deben integrarse en todo el ciclo de vida de la IA, incluida la formación de los empleados, que pueden exponer datos confidenciales de la empresa si no hacen un uso adecuado de la tecnología.
Es crucial que los controles de seguridad no sean una reflexión tardía, sino una parte integral de todo el ciclo de vida de estas tecnologías. Esto incluye desde la formación de los empleados—que podrían, inadvertidamente, exponer datos confidenciales si no están debidamente capacitados—hasta la implementación de protocolos rigurosos que protejan la información sensible. Antes de adoptar cualquier herramienta, las empresas deben ser conscientes de la clasificación de privacidad de los datos que planean utilizar, la procedencia de esos datos y las medidas de seguridad que acompañan al modelo.
Los sistemas de IA abiertos conllevan aún más riesgos, ya que están diseñados para ser accesibles al público, lo que les permite aprender de un conjunto de datos mucho mayor, pero también posibilita la manipulación por parte de delincuentes. Los sistemas cerrados, aunque más seguros, requieren una gestión más minuciosa y una formación más especializada en el desarrollo de los modelos.
Alcance de la inteligencia artificial
A la hora de implementar una solución basada en IA, es importante definir su alcance y restringir su acceso únicamente a los datos necesarios para su entrenamiento. También resulta fundamental tener un conocimiento exhaustivo sobre la privacidad de la información, el origen de los datos y los mecanismos de seguridad incorporados en la tecnología. Aunque muchas herramientas vienen con defensas integradas, estas pueden ser eludidas con tácticas sofisticadas, por lo que es imprescindible establecer controles estrictos para prevenir ataques.
Las soluciones basadas en los LLM que permiten la IA generativa, deben tratarse como un híbrido entre una herramienta y un usuario. Los programas Zero Trust limitan el acceso a los recursos según la función, el alcance y las necesidades del trabajo, lo que reduce el daño potencial de un ataque.
Aunque la mayoría de las herramientas de IA vienen con seguridad incorporada, las empresas deben adaptarlas a sus necesidades específicas. También deben ir más allá. A pesar de las similitudes, cada compañía tendrá casos de uso específicos, y calibrar la defensa para que coincida con estas dinámicas es lo que está en juego para la ciberseguridad en 2024. La pregunta no es si se implementará la inteligencia artificial, sino cómo se hará de manera segura y eficaz.
Mario García, director general de Check Point Software para España y Portugal