OpenAI, la compañía responsable de ChatGPT, estudia opciones para el desarrollo de sus propios chips de IA personalizados debido a los elevados costes y la escasa disponibilidad de las GPU de cálculo y otros procesadores de Nvidia para la inferencia y el entrenamiento de IA, según Reuters.
Desde su creación en diciembre de 2015, Open IA ha recaudado 11.800 millones de dólares, de los que 10.000 proceden de Microsoft, y realizado una adquisición: Global Illumination, una startup con sede en Nueva York dedicada al desarrollo de infraestructura, herramientas creativas y experiencias digitales basadas en inteligencia artificial.
La demanda de chips especializados en IA se ha disparado desde el lanzamiento de ChatGPT el año pasado. Los chips específicos, o aceleradores de IA, son necesarios para entrenar y ejecutar la última tecnología de IA generativa. Según Stacy Rasgon, analista de Bernstein, cada consulta cuesta realizada a ChatGPT le cuesta a la empresa unos 4 céntimos. Si las consultas de ChatGPT crecen hasta una décima parte de la escala de las búsquedas de Google, necesitaría inicialmente GPU por valor de 48.100 millones de dólares y unos 16.000 millones de chips al año para mantenerse operativo.
OpenAI está considerando no solo la fabricación de sus propios chips, para lo que podría realizar alguna adquisición, sino trabajar de cerca con algún fabricante. Lo cierto es que Sam Altman, CEO de OpenIA ha convertido a la adquisición de más chips de IA una de las principales prioridades de la empresa, quejándose públicamente de la escasez de unidades de procesamiento gráfico, un mercado dominado por Nvidia, que controla más del 80% del mercado mundial de los chips más adecuados para ejecutar aplicaciones de IA.