La automatización robótica de procesos (RPA) se consolida como una tecnología esencial en la transformación digital de las empresas. Según un informe de Global Growth Insights, más del 60 % de las compañías del Fortune 500 ya empleaban RPA en 2024, y se espera que el porcentaje supere el 75 % a lo largo de este año.
RPA permite automatizar tareas repetitivas mediante bots de software que imitan la interacción humana con las aplicaciones. A diferencia de la automatización tradicional, no requiere integración profunda con los sistemas, lo que facilita su implantación y escalabilidad en múltiples departamentos.
El impacto en la eficiencia operativa es notable. Un solo bot puede ejecutar tareas de forma entre tres y cinco veces más rápida que un trabajador humano, sin cometer errores. Esto se traduce en mejoras de hasta un 35 % en la productividad y una reducción del 90 % en errores humanos, especialmente en sectores críticos como la banca, la sanidad o los seguros.
Además de reducir errores, RPA ofrece importantes ahorros económicos. Las empresas que adoptan esta tecnología a gran escala reportan reducciones de costes operativos del 20 al 30 %. En Estados Unidos, por ejemplo, se estima un ahorro medio anual de 350.000 dólares por cada 100 bots implementados.
La ciberseguridad también se beneficia. Al eliminar tareas manuales y establecer trazabilidad automatizada, RPA reduce el riesgo de accesos indebidos, brechas de seguridad y errores en el tratamiento de datos. En entornos regulados, como el financiero o el gubernamental, los bots están empezando a integrarse en protocolos de detección de anomalías, control de accesos y cumplimiento normativo.
Por sectores, la adopción es especialmente alta en banca y servicios financieros (45 %), salud (35 %) y telecomunicaciones (40 %). También crece en manufactura, retail y logística, donde los bots asumen funciones en la cadena de suministro, atención al cliente o actualización de inventarios.
El mercado mundial de RPA alcanzó un volumen de 1.310 millones de dólares en 2024 y se prevé que suba a 1.490 millones en 2025. De cara a 2033, se espera que supere los 4.000 millones, con un crecimiento anual medio del 13,77 %. Este avance se ve impulsado por la demanda de eficiencia, la presión regulatoria y la necesidad de reforzar la resiliencia operativa.