Durante años, la nube pública ha sido sinónimo de agilidad, escalabilidad y modernización acelerada. Sin embargo, el debate ha cambiado. Lejos del entusiasmo inicial, las empresas comienzan a revisar con más detalle dónde, cómo y bajo qué condiciones ejecutan sus cargas de trabajo. En este nuevo escenario, la repatriación parcial desde la nube pública hacia entornos privados e híbridos se perfila como una de las grandes tendencias tecnológicas de 2026.
2026 estará marcado por un cloud más inteligente y selectivo
Así lo señala ReeVo Cloud & Cyber Security, que identifica este movimiento no como un paso atrás, sino como una evolución lógica hacia un uso más estratégico y selectivo del cloud. El objetivo ya no es “estar en la nube”, sino equilibrar flexibilidad, control, cumplimiento normativo y previsibilidad de costes en un contexto marcado por la presión regulatoria y la incertidumbre geopolítica.
El cambio de enfoque se refleja también en los datos. Según el Private Cloud Outlook 2025 Report, más de la mitad de los responsables de TI considera prioritaria la nube privada para desplegar nuevas cargas en los próximos años, mientras que cerca del 70 % está valorando procesos de repatriación. Una señal clara de que 2026 estará marcado por decisiones arquitectónicas más meditadas y menos impulsivas.
Regulación, soberanía y control del dato
Uno de los grandes catalizadores de esta tendencia es el marco regulatorio europeo. Normativas como GDPR, NIS2, DORA, el Data Act o el AI Act están obligando a las organizaciones a revisar con lupa aspectos como la localización del dato, la jurisdicción aplicable o la trazabilidad de la información. A ello se suma la inquietud que generan marcos extracomunitarios como el Cloud Act estadounidense.
En este contexto, la soberanía del dato deja de ser un concepto teórico para convertirse en un criterio práctico de decisión, especialmente en proyectos vinculados a inteligencia artificial generativa y modelos LLM, donde la gobernanza y el control de los datos son críticos.
Menos dependencia, más portabilidad
Junto al cumplimiento normativo, la reducción del lock-in tecnológico gana peso en las estrategias cloud. Las empresas buscan evitar dependencias excesivas de plataformas cerradas que limiten su capacidad de evolución futura. En 2026, se espera un mayor protagonismo de arquitecturas diseñadas para facilitar la portabilidad de las cargas y la interoperabilidad entre entornos, independientemente de la infraestructura subyacente.
Esta necesidad de flexibilidad conecta también con una demanda creciente de personalización. Frente a modelos estandarizados, muchos sectores —especialmente los regulados o críticos— reclaman servicios cloud ajustados a sus necesidades reales, con soporte cercano y conocimiento profundo del negocio.
La visión de ReeVo: cloud selectivo y orientado a negocio
Desde la perspectiva de ReeVo, la repatriación forma parte de un enfoque de cloud más maduro, en el que cada carga se sitúa en el entorno más adecuado según su criticidad, requisitos regulatorios y coste. La compañía apuesta por combinar nubes privadas e híbridas, soberanía del dato con enfoque europeo, plataformas cloud native que reduzcan dependencias y una asignación granular de recursos para evitar sobredimensionamientos.
“La repatriación no es una señal de alarma, sino el reflejo de que las empresas buscan soluciones más alineadas con sus necesidades reales”, explica Sara Trappetti, product marketing EMEA de CloudNative DevOps de ReeVo. En su opinión, 2026 estará marcado por un cloud más inteligente y selectivo, en el que el foco estará en recuperar control, reducir riesgos y alinear tecnología y negocio sin renunciar a las ventajas del modelo.
















