El campo de batalla del siglo XXI se encuentra en plena transformación, impulsado en gran medida por la inteligencia artificial. Esta tecnología, que ha pasado de ser un complemento a convertirse en un pilar fundamental de las operaciones militares, está rediseñando radicalmente estrategias y tácticas. Sin embargo, su creciente influencia plantea dilemas éticos y desafíos sin precedentes que exigen una reflexión profunda.»
Asegurando que la industria militar siempre ha sido pionera a la hora de abrazar nuevas tecnologías, señala Josep Albors, director de investigación y concienciación de ESET España, que el uso de la IA en el ámbito militar también “plantea muchas dudas, dilemas técnicos y, sobre todo, éticos, en tanto en cuanto, es un campo en el que se decide sobre el futuro de vidas humanas”.
ESET ha identificado los tres principales usos de la inteligencia artificial dentro de entornos militares: identificación y neutralización de amenazas, guiado y manejo de todo tipo de vehículos y recopilación de inteligencia.
Respecto al primer punto hay que destacar que la Inteligencia Artificial ha transformado radicalmente la identificación y neutralización de amenazas en el campo de batalla. Procesando ingentes cantidades de datos en tiempo real, la IA detecta patrones y anomalías que señalan posibles ataques, anticipando movimientos enemigos y guiando sistemas de armas con mayor precisión. En esencia, la IA ofrece una ventaja táctica significativa, permitiendo una respuesta más rápida y precisa ante amenazas emergentes.
Por otra parte, la inteligencia artificial está transformando radicalmente la manera en que se emplean los vehículos en el campo de batalla. Los vehículos autónomos equipados con IA pueden realizar maniobras evasivas, seguir objetivos y navegar por terrenos difíciles con una precisión y rapidez que supera a la capacidad humana, especialmente en situaciones de estrés o bajo fuego enemigo. Al automatizar tareas peligrosas se disminuye significativamente el riesgo para el personal, permitiendo operaciones continuas y adaptándose a entornos cambiantes.
No hay que olvidar que la inteligencia artificial (IA) ha revolucionado la manera en que se obtiene y analiza información en el ámbito militar. Gracias a su capacidad para procesar grandes cantidades de datos a una velocidad impresionante, la IA ha transformado tareas como la interceptación de comunicaciones, el análisis de imágenes de satélite y la identificación de patrones en el comportamiento del enemigo.
En opinión de Josep Albors, director de investigación y concienciación de ESET España, no hay que olvidar la guerra que se libra en el ciberespacio, “donde se lanzan amenazas contra objetivos críticos con la intención de causar problemas logísticos, sabotear infraestructuras críticas o propagar propaganda que confunda al enemigo, por poner solo algunos ejemplos”.