Pedro Sánchez ha anunciado un plan de seguridad y defensa destinado a reforzar la posición de España en un contexto global marcado por amenazas híbridas y tecnológicas. Durante su intervención, el presidente del Gobierno alertó sobre la evolución de los riesgos a los que se enfrenta Europa, destacando que “los enemigos de Europa, que los hay, no solamente usan misiles y tanques para agredirnos”, sino que también emplean “ciberataques articulados con inteligencia artificial”, “ordenadores cuánticos” y “desinformación para socavar la democracia”. En este sentido, enfatizó que el Gobierno de España no puede “ignorar estas amenazas”.
Uno de los pilares más importantes del plan es el incremento de la inversión en defensa, que se llevará al 2 % del PIB en 2025. Este aumento, que sube desde el 0,9 % en 2018, responde, según Sánchez, tanto a los compromisos internacionales adquiridos por España como a los desafíos actuales, y se realizará sin necesidad de aumentar impuestos ni afectar la inversión en el Estado del Bienestar. “Se va a hacer sin subir impuestos, sin tocar un céntimo de euro de la inversión en el Estado del Bienestar y sin incurrir en un mayor déficit público”.
El plan pone especial énfasis en la inversión tecnológica, especialmente en el ámbito de la ciberseguridad. Según Sánchez, España recibe cada año más de mil ciberataques dirigidos a servicios esenciales e infraestructuras críticas, como hospitales, aeropuertos y la red eléctrica. Para hacer frente a estos desafíos, el Gobierno destinará 3.260 millones de euros para modernizar las telecomunicaciones cifradas de las Fuerzas Armadas, adquirir nuevos satélites y radares, y reforzar la infraestructura de ciberseguridad, tanto para uso militar como civil. Se prevé además una inversión en áreas como la cloud, el 5G, la inteligencia artificial y la computación cuántica, con el objetivo de crear un “escudo digital” para el país.
Otra de las grandes prioridades del plan es la reindustrialización de la economía española, utilizando tecnologías de doble uso y los fondos europeos. “Estamos decididos a aprovechar esta crisis securitaria para reindustrializar nuestros territorios y seguir creando empleo y empresas punteras”, afirmó Sánchez, subrayando que la iniciativa generará cerca de 100.000 empleos, de los cuales 36.000 serían de alta cualificación.
Además, el presidente del Gobierno detalló una serie de acciones complementarias, como la creación de un Comité Nacional de Seguridad y Soberanía Tecnológica, encargado de asegurar la correcta ejecución del plan. También se ampliarán las oficinas de transferencia tecnológica y se impulsarán nuevos programas educativos de doctorado industrial y formación profesional. El presidente reiteró que el plan no solo busca responder a una coyuntura securitaria, sino también convertirse en un motor de crecimiento económico y transformación tecnológica para el país.
El plan tiene un fuerte componente de cooperación europea, ya que más del 80 % de la inversión se destinará a empresas españolas, mientras que el resto irá a empresas europeas para fortalecer la base industrial y tecnológica de la UE. A pesar de los desafíos actuales, Sánchez resaltó que “menos del 5 % de la inversión del plan se destinará a la adquisición de piezas de repuesto o componentes imprescindibles que hoy no se producen en Europa”.
A la hora de justificar este aumento del gasto, Sánchez aseguró que las prioridades en defensa han cambiado significativamente en los últimos años, particularmente tras la invasión rusa de Ucrania. “Si me hubieran preguntado hace años sobre las prioridades de inversión en seguridad y defensa, mi respuesta hubiera sido distinta”.