Check Point Software ha publicado sus predicciones de ciberseguridad para 2026, un ejercicio que la compañía describe como un punto de inflexión para la gestión del riesgo digital. Según su análisis, el próximo año vendrá determinado por la madurez de la inteligencia artificial autónoma, la evolución hacia entornos Web 4.0, el impacto creciente de la computación cuántica y una expansión del riesgo en todos los niveles de la cadena de suministro.
El informe, elaborado por equipos de investigación y liderazgo regional, advierte de un escenario donde los sistemas de IA pasarán de asistir a ejecutar decisiones operativas, impulsando tanto la eficiencia como nuevos vectores de ataque. “En 2026 veremos a ciberdelincuentes y defensores operar con niveles de autonomía muy avanzados”, señala Eusebio Nieva, director técnico de Check Point Software para España y Portugal, quien subraya la necesidad de reforzar la transparencia y el control de estos modelos.
Entre las tendencias identificadas destaca la consolidación de Web 4.0, basada en infraestructuras inmersivas que combinan entornos físicos y digitales; la proliferación de ataques basados en deepfakes y fraude conversacional; y la aparición de amenazas nativas de los grandes modelos de lenguaje, desde la inyección de prompts hasta el envenenamiento de datos.
La compañía también apunta al “ajuste de cuentas” pendiente con la inteligencia artificial corporativa: tras un despliegue acelerado, muchas organizaciones deberán revisar APIs expuestas, proyectos no gobernados y riesgos asociados al Shadow AI. A ello se suma un endurecimiento regulatorio global —desde el AI Act hasta NIS2— que exigirá capacidades de monitorización continua y resiliencia demostrable.
Otro de los focos es el avance del riesgo cuántico. Aunque los equipos capaces de romper cifrados comerciales aún no son una realidad, Check Point recuerda que los atacantes ya están almacenando información cifrada para descifrarla en el futuro, lo que obliga a iniciar inventarios criptográficos y planes de migración a algoritmos post-cuánticos.
El ransomware también está experimentando una transición: las campañas sin cifrado, centradas exclusivamente en la presión pública y la extorsión por filtración de datos, irán ganando peso y requerirán respuestas que integren análisis forense, estrategia legal y comunicación.
La seguridad de la cadena de suministro seguirá siendo uno de los vectores más expuestos. La dependencia creciente de APIs, proveedores cloud y servicios autónomos multiplicará los riesgos, mientras que la manipulación de identidades se consolidará como vía de acceso preferente para los atacantes.
Para afrontar este nuevo escenario, la compañía recomienda adoptar un enfoque de “prevención primero”, gobernanza estricta de la IA, visibilidad integral del ecosistema digital y plataformas de seguridad unificadas capaces de correlacionar datos y riesgos en tiempo real.
Según Check Point, 2026 será un año decisivo para las empresas que necesiten reforzar su resiliencia: la convergencia entre IA avanzada, automatización, infraestructura inmersiva y riesgo cuántico marcará el ritmo de la ciberseguridad global.
















