El robo de identidad evoluciona, y no para bien. Así lo confirma el “2025 Trends in Identity Report” publicado por el Identity Theft Resource Center (ITRC), que analiza los casos reportados entre abril de 2024 y marzo de 2025. Aunque se ha registrado una reducción del 31% en el número total de personas que contactaron con el centro respecto al año anterior, los daños provocados por los ciberdelincuentes son cada vez más severos.
Cuidado con las estafas de suplantación: crecen un 148 % en un año
Según el informe, los criminales ya no necesitan atacar en masa: gracias a la inteligencia artificial (IA), seleccionan con más precisión a sus víctimas, lo que se traduce en menos ataques pero más eficaces y costosos para quienes los sufren. A ello se suma un nuevo fenómeno preocupante: la fatiga del consumidor, que lleva a muchas personas a no denunciar los delitos, en parte por la sensación de impotencia ante la constante exposición de sus datos.
Nuevas tácticas, mismos objetivos
Entre las principales amenazas destacan las suplantaciones de identidad (34 %), las ofertas falsas de empleo (10 %) y los fraudes vinculados a Google Voice (9 %). Las técnicas de ingeniería social, impulsadas por IA, permiten a los estafadores crear páginas web falsas, simular correos electrónicos corporativos y enviar mensajes de texto aparentemente legítimos. El objetivo: obtener credenciales personales, como números de la Seguridad Social o licencias de conducir, y tomar el control de cuentas bancarias o redes sociales.
Además, el 53 % de los casos de uso indebido de identidad implicaron la toma de control de cuentas existentes, y un 36 % se centraron en la creación de nuevas cuentas fraudulentas, sobre todo de tarjetas de crédito.
El ITRC diferencia entre dos conceptos clave:
- Compromiso de identidad: cuando los datos personales han sido expuestos, por ejemplo en una filtración o estafa, pero aún no han sido utilizados de forma fraudulenta.
- Uso indebido de identidad: cuando los datos han sido efectivamente explotados para abrir cuentas, suplantar a la víctima o cometer delitos.
Este año, el uso indebido superó por primera vez al compromiso de datos como causa principal de contacto con el centro.
El miedo y el cansancio silencian a las víctimas del fraude de identidad
Más conciencia, pero también más miedo
Un dato positivo: cada vez más personas buscan asesoramiento preventivo o alertan sobre actividades sospechosas antes de convertirse en víctimas. No obstante, los testimonios recogidos muestran el alto coste emocional y económico que conlleva el robo de identidad, incluyendo casos de bancarrota, pérdida de empleo y aislamiento social.
El informe también revela que la mayoría de víctimas no conoce a su agresor, aunque en los casos donde se identificó, el 31% señaló a una expareja como responsable.